No fue una tarea fácil, pues las tropas romanas encontraron un rival más que poderoso: Caratacus. Éste era el príncipe de una poderosa tribu, los catuvellaunos, que se oponía con ferocidad al dominio romano. Su aura de valeroso guerrero se extendió de tal forma que se convirtió rápidamente en el gran líder de la resistencia. Aunque, Caratacus, también se convirtió en la gran pesadilla de Roma.
En el año 50, en una batalla a campo abierto, el gobernador romano Ostorio Scápula consiguió derrotarlo y hacerlo prisionero. El príncipe, haciendo gala de su gran astucia, logró huir. No era la primera vez que se escabullía de las garras de Roma. Pero, en esta ocasión, fue traicionado por la tribu de los brigantes, quienes lo entregaron a la legión que lo condujo a Roma, donde había alcanzado ya mucha fama, para ser juzgado.
En la capital del Imperio, Caratacus fue llevado ante Claudio. Una vez más la astucia de este guerrero dejaría una huella definitiva en la Historia. Lanzó un discurso que le salvó la vida.
Dice así:
“Si vosotros los romanos escogéis gobernar despóticamente sobre el mundo, ¿debe deducirse de ello que el mundo debe aceptar la esclavitud? De haberme entregado enseguida, ni mi derrota ni vuestro triunfo hubieran devenido famosos. Mi castigo sería seguido por el olvido, mientras que, si salváis mi vida, seré un monumento duradero de vuestra clemencia”.
El emperador quedó impresionado. Tenía ante sí al más noble, valiente e inteligente guerrero, encarnado en un celta.
Claudio le perdonó la vida y le permitió vivir en Italia con su familia.
Y, colorín, colorado...
2 comentarios:
...este cuento no se acabó, muchas historias siguieron a este hecho, aunque agradecer con este comentario por esta historia inenarrable que has posteado. He de aprovechar que me parecen extraordinaras tus elucubraciones que huelen a tránsito nocturno, embaucado por el hechizo lunar de noches tranquilas y silenciosas. Un saludo.
...y un beso moscugaético.
Despues del Liderazgo de Caratacus vino la sublevación de los Isenos, comandados por su Reina, Boudica.
Britania siempre fue un territorio hostil hacia el poderío romano tal como lo fue tambien Germania.
Los pueblos germánicos siempre fueron orgullosos, bélicos y obstinados.
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