
A lo largo del día, entre una tarea y otra, de éstas que se nos imponen y nos imponemos voluntariamente, me llegan fugaces pensamientos que no alcanzo a desarrollar plenamente por falta de tiempo. Son ideas que surgen como los destellos de luz de un faro, saltando en la oscuridad.
El ritmo de luz de un faro se denomina característica, y ésta se compone de un baile de unos segundos de luz entre otros de oscuridad. Cuando los intervalos de tiempo que dura la luz son más largos que los intervalos de oscuridad, se dice que es un faro de ocultaciones; y cuando sucede a la inversa, se dice que es de destellos. En resumidas cuentas, en la brevedad está el valor. En relación con lo que vivimos, ¿sucederá así también?
¿Qué somos los humanos, faros de destellos o de ocultaciones?
Los genios de la física hablan de la “idea feliz”, como algo que surge en un instante: de repente, son heridos por unos segundos de luz certera entre dos oscuridades monumentales. Después, por lo general y salvo excepciones, el mundo de los humanos progresa.
Eudald Carbonell opina que todavía no somos plenamente humanos porque, según él, el proceso evolutivo de humanización todavía no ha concluido. Estoy totalmente de acuerdo. La verdad, pensándolo bien, no sé muy bien donde estamos, si al principio del proceso o hacia la mitad. Pero parece que el final está muy lejos todavía.
Si hay algo que me resulta molesto es lo previsibles que somos. Me pregunto desde cuándo somos así. Nuestra vida está tan rematadamente estructurada que queda poco sitio para las sorpresas. Una sorpresa para mí es, por ejemplo, una idea nueva. Las buenas ideas suelen ser pequeñas y hay que trabajarlas, desarrollarlas e incorporarlas a la vida de uno; así es como se mantienen a flote, porque de no hacerlo suelen caer en un fondo de olvido.
Estoy convencida de que para pescar algo valioso hay que echar unas redes de agujero pequeño en las profundidades de la mente. Es un ir por la vida rescatando pequeñas porciones de lo que somos, que nos irán conformando como más humanos a medida que las vayamos encontrando.
¿Quién se esconde dentro del genoma humano?
Las buenas ideas, aquellas que surgen como breves destellos de luz entre grandes oscuridades, bien podrían ser “apariciones” fugaces de un potencial nuestro, pequeñas intuiciones del futuro o la visita del sueño de una humanidad más hecha, más madura.
Fotografía: Google imágenes.