26 jun 2007

Maravilloso Encuentro


He pasado una semana en Alicante. Ya era hora. Necesitaba ver el sol, días completos de sol. La ciudad estaba en fiestas; podéis imaginar, un caos: mascletás, petardos, bandas de música, barracas y ninots; lo normal en Hogueras de San Juan.
No hemos participado activamente en las fiestas, no nos atrae el bullicio. Sin embargo hemos aprovechado para ver cosas nuevas, como visitar en el MARQ una exposición sobre Mesopotamia traída desde el British Museum, el Oceanográfico de Valencia y el yacimiento arqueológico de los Baños de la Reina, donde se encuentran las ruinas de varios asentamientos sucesivos, pertenecientes a la Edad del Bronce, a los íberos y a los romanos. También nos acercamos hasta Santa Pola –Portus Ilicitanus- para ver unas ruinas y mosaicos romanos del siglo IV d. C.
Tengo fotografías de todo. Ya os iré contando.


Además de pasar buenos ratos con la familia, compartimos unas tardes fantásticas con Epicuro.

Resultó muy emocionante el tan esperado encuentro con dos blogueros de Libro de Arena, Rubén y Miguel, en la Chocolatería Valor de El Campello, donde habíamos quedado.

Después de diez horas de viaje (con lluvia, para no variar), llegamos a Alicante a la seis de la tarde; lógicamente, había que descargar los equipajes y sacudirse el ambiente de cautiverio del coche. El aparcamiento en El Campello fue un problema; era sábado y el pueblo estaba atestado de coches: los nervios fueron en aumento. La furgoneta en la que íbamos es un armatoste difícil de acoplar en cualquier hueco. Tras varias y desesperantes vueltas, conseguimos aparcar.
Frente al Mediterráneo, sobre el cual yo había puesto a volar los ojos mientras nos acercábamos, está la chocolatería. Teníamos que localizarnos abriendonos paso entre una multitud de paseantes. La contraseña de reconocimiento era que uno de nosotros cojearía al irnos acercando al lugar de encuentro. Llegado el momento cada uno le decía al otro que cojeara pero ninguno estaba dispuesto a hacerlo. Sin saber muy bien cómo, el radar funcionó y nos reconocimos al instante: estábamos muy contentos, nerviosos y no podíamos dejar de hablar. Hicimos un intercambio de presentes. Libros, naturalmente; aunque los de ellos son unos libros muy especiales.
Es una situación muy curiosa. Esto de conocerse por Internet tiene una fama extraña, ¿verdad? Todo lo que diga sobre Rubén y Miguel es poco: son fantásticos y no puedo dejar de dar las gracias por haberlos conocido.

Al día siguiente volvimos a reunirnos y Epicuro nos llevó de excursión al monte de Busot, un lugar de pinos viejos cuyas copas se reúnen en las alturas, y al mirarlas se puede imaginar que hablan… o que sueñan con el pasado.



Excepto Galatea, que está haciendo la foto, aquí aparecemos todo el grupo de blogueros. De derecha a izquierda, Epicuro, Miguel, Orrorin, una servidora, Ockham y Rubén. Al fondo podéis ver la Suttle (lanzadera), que es la "furgo" que nos lleva y nos trae. El nombre viene de fábrica; de verdad, es pura coincidencia.

Nos pusimos de caminata y subimos hasta una peña desde la que se dominaba toda la Playa de San Juan y la Serra Grossa. Y a lo lejos, por la carretera de Madrid, entre unos bancos de bruma emergían las cimas de varios montes, una de las cuales parecía un volcán. Una maravilla de espectáculo. ¿Cómo he podido vivir aquí veinte años sin conocer este sitio?



En Alicante el campo encierra el aliento del pino y del romero; y en los jardines se turnan el jazmín y la madreselva para abrir en el aire sendas aromáticas por las calles, a cualquier hora de día.


Clavelinas silvestres.

A la vuelta solo he encontrado lluvia y frío.
Esta tarde os vistaré. Llevo mucho retraso.
Un abrazo desde la Enterprise.

17 comentarios:

Joan Torres dijo...

Bienvenida de nuevo. Esto quedaba "cojo" sin ti.

Hipatia dijo...

Jajaja!!! Gracias, Joan; me emocionas...
Un besín.

Carz dijo...

Yo nací en en un pueblo de Alicante. Y allí viví hasta los 18 que me fui a estudiar fuera, y ya no regresé sino de visita a ver a la familia y a los amigos.
Tuve que ser un exiliado para saber valorar la extraña belleza de esa tierra, sobre todo su luz en las alboradas y los ocasos.

De la ciudad de Alicante tengo recuerdos imborrables, pero ya como exiliado. Del "barrio" cuando aún no estaba de moda, de la plaza del ayuntamiento, de la playa del Postiguet una noche de luna. En fin, paro que me pongo melancólico.

Donde hace mucho que no estoy es en Tabarca; recuerdo que cuando era pequeño fui un par de veces desde Playa Lisa (la playa más extraña que conozco, uno se cansa de andar mar adentro hasta que le llega el agua al ombligo). Quizá vaya cuando vuelva de visita.

Por cierto, en la foto parece que escuche el sonido de las "chicharras".

Bienvenida.

modes amestoy dijo...

una bonita experiencia. Gracias por compartirla.
Ya decía yo que no publicabas.
Un abrazo

Daniel Moscugat dijo...

Hola Hipatia:
Me alegro que estés de vuelta sana y salva (y sin cojera, qué situación tan curiosa la de reconocerse por una cojera. Me pregunto qué habría pasado si os hubiéseis encontrado con alguien que lo fuese de verdad). Me hubiera encantado haber estado ahí, con vosotros. Disfrutando de un entorno inigualable (me trae buenos recuerdos Alacant) y de unos "compis" igualmente inigualables. Me alegro mucho del encuentro y sigue contándonos cosas del mismo.
Saludos y abrazos moscugaéticos.

Hipatia dijo...

Carz, todavía no había chicharras, pero me hubiera encantado oírlas. Por cierto, la tarde de la foto me enteré de que las chicharras y las cigarras no son el mismo bichito.¡Qué cosas!
Gracias, paisano, por tu visita y bienvenida.

Hipatia dijo...

Muchas gracias, Modes. Ha sido una experiencia alucinante, de verdad.
Un beso.

Hipatia dijo...

Jájajaja!!! Dani, tienes razón, no se nos había ocurrido pensarlo. Qué pedazo de brutos que somos. Hubiésemos flipado, desde luego.
Gracias por tu vista, Milord.
Un beso.

peregrina dijo...

Qué bellos recuerdos Hipatía, pasé un tiempo de mi vida en España y recorrí bastante, t post me ha dejado ese tinte melancólico de los recuerdos bellos y ya idos.
Larga vida y prosperidad!

Anónimo dijo...

Bienvenida de nuevo al mundo blogger Hipatia de la Enterprise, saludos desde la Sucursal del Cielo, como no sabias de ese maravilloso lugar? Yo también tuve hace poco un encuentro blogger, es lo maximo pasate y leelo

Carlos dijo...

...enhorabuena por ese encuentro. Yo he conocido personas muy interesantes en los blogs de Quito.
Nos reunímos un grupo de 6 bloggers una vez al mes.
Excelentes personas.

Te saludo.

ybris dijo...

Resulta curioso leer estos encuentros. A veces llega a creerse uno que vive al margen de la realidad.
Me alegra saber que la experiencia fue positiva.
Conozco bien los sitios a los que te refieres, pero siempre mi corazoncito se me ha ido más al norte que al sur (o al este, que soy madrileño empedernido).

Besos.

RA dijo...

Hola Hipatía,

Que interesante suena tu fin de semana. La verdad que poner cara a la gente con la que te escribes no esta mal.

Saludos,
Ra

Alyxandria Faderland dijo...

Yo con tal de ver todas esas piezas de arqueologia, hubiera destripado a alguien. Ahora que la contraseña fuera cojear... ¿no era mas simpatico un pequeño girasol en alguna solapa? (aqui se los consigue pequeños en florerias) porque no todo el mundo va a ponerse tal floripondio de adorno.
Y Galatea fuera de la foto! no le confiaron al autodisparador? aunque la ultima vez que lo use la camara casi se me cae por unas rocas y encima era la de mi jefe!!!
De Alicante, aqui lo unico que se conoce es el pimenton....

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Encontrar a Hipatia mezclada con la Enterprise me tiene sorprendido. Además encuentro textos de Papini, escritor que me gusta mucho desde Gog.

Este fin de semana regreso a leer despacio.

Saludos.

Mónica dijo...

Te visito por primera vez. Me ha gustado lo que has escrito. Gracias por compartir esa experiencia.
Voy a volver a visitarte.
Bsss.

fiorella dijo...

Precioso racontto de tu visita a Alicante.Un encuentro con amigos,olor a pìnos,perfecto.UN beso