11 nov 2007

Asomarse al futuro

He marcado rumbo a las Pléyades y el viaje es largo y solitario. De modo que me he puesto a dar vueltas a las cosas de la Tierra y he acabado pensando en que el ser humano, a lo largo de su existencia, no ha hecho otra cosa que asomarse al futuro.
Cuando los padres posan la primera mirada cargada de amor sobre su hijo recién nacido, en sus mentes empiezan a surgir unos deseos de futuro que acunarán junto al niño, sueños que se irán formando con el tiempo hasta concretarse en la realidad. (Aunque, cuando los deseos de futuro se alejan de los sueños se convierten en proyectos reglados; éste es el futuro de catálogo, el que viene impuesto por la costumbre y que tanto me disgusta. Pero ésta es otra historia)

A mí me parece que el futuro está hecho de ideas flotantes y se teje con un humo capaz de cristalizar. Cuando pienso en esto me suelo acordar de las películas de ciencia ficción antiguas, porque en su devenir cronológico se fueron retratando épocas del futuro que ya hemos sobrepasado; y es curioso que el futuro puntual que estas películas representaban no ha coincidido con lo que hemos vivido hasta ahora. Por ejemplo: en las películas, mientras los ordenadores del tercer milenio eran auténticas patatas, los coches podían volar.
No pretendo restar mérito a la imaginación humana; al contrario, me parece que es uno de los mejores logros de la mente, después de que la inteligencia se asomase a nuestra frente. Pero creo que tenemos una forma de celebrar los acontecimientos un poco limitada, y distribuimos los méritos de los triunfos alcanzados de forma muy caprichosa.
Creo que asomarse al futuro es un impulso irrefrenable, es estar en el convencimiento de que “se es capaz de hacer algo” y comprobar que “se puede hacer”. Es toda una Aventura; precisamente, en esto he acabado pensando, sobre las aventuras en la rueda del tiempo.

Cuando hace muchísimo tiempo el primer ser humano salió de África, llevaba entre sus manos el futuro del mundo. Seguramente, el instinto de supervivencia le condujo tras las manadas de animales que le estaban sirviendo de alimento. Éste fue, sin duda, el Primer Gran Paso. Con el tiempo, este novato pionero se extendería por toda Eurasia. Atención al detalle: no sabía dónde se encontraba.

Mucho tiempo después, algunas patrullas de exploradores humanos se aventuraron por el estrecho de Bering y se extendieron de norte a sur por todo el continente americano. No es que sea un grandioso paso, pero algo es algo. Ojo al dato: tampoco sabían dónde se encontraban.

Después, Erik El Rojo llegó navegando hasta Groenlandia y, más tarde, su hijo, Leif Eriksson, hasta Canadá. Seguramente no identificaron el continente y no supieron dónde estaban.

Luego, Cristóbal Colón, buscando una nueva ruta hacia las Indias, llegó a un “continente nuevo” y redescubrió América, por pura casualidad. De modo que como Colón creyó que había llegado a Las Indias, en realidad, no sabía dónde estaba. Este ha sido, sorprendentemente, uno de los “logros” más celebrados; sin embargo, no considero que la campaña a ciegas de Colón fuese un paso tan grande, sobre todo teniendo en cuenta la anterior visita de los vikingos.
No obstante, una vez identificado el continente por Vespuccio y tras su conquista por lo europeos, hay que reconocer que el planeta pareció quedar a nuestro alcance.

El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong, comandante del Módulo Lunar Apolo 11, se convirtió en el primer ser humano que pisó la Luna. ¡La Luna!: esencia de los dioses y responsable de gracias y desgracias. La gran inspiradora de poetas, científicos y otros soñadores. La Luna, el testigo mudo e imperturbable de nuestra existencia, gracias a la Ley de Newton quedaba a nuestro alcance. El ser humano se lanzó a una aventura, con el mayor desafío que le había dictado su imaginación. Y logró un sueño: salir de esta enorme y bellísima piedra para pisar otro territorio. Pero esta vez no había sido empujado por el instinto de supervivencia, o por una necesidad comercial; ahora sabía perfectamente hacia dónde se dirigía y por qué. En esta ocasión, el ser humano quiso demostrarse así mismo que podía conocer en persona a la protagonista de sus sueños ancestrales. Y cuando lo consiguió, desde allí observó por primera vez lo preciosa que es la Tierra. Y supo donde se encontraba. Por esto considero que es el paso más grande que ha dado la humanidad y lamento que no se celebre más. Fue un proyecto de futuro bonito e ingenioso, que nos abrió la puerta a un más allá diferente y nos alejaría definitivamente de las verdades incuestionables y de los mitos.

Pongo el warp 5, dejando a mi paso sobre esta preciosa roca un puñado de estelas con buenos deseos.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

y sin embargo todo eso está ahí solo porque lo pensamos, y solo sabremos dónde estamos cuando nos demos cuenta del todo de que estamos en nosotros mismos, de que no somos otra cosa que nuestro propio sueño

:-)

amor

Anónimo dijo...

El futuro siempre a estado en la humanidad, no diría como una obsesión, mas bien lo ha sido como un gran sueño que por cosas que cuentas como la llegada a la luna u otros como llegar a lugares de nuestro propio planeta sin saber en esa época que estaban en nuevos territorios.

Y siempre el futuro seguirá siendo cautivador sin importar que avanzados estemos.

Besos

gorrión dijo...

Sí,el ser humano consiguió un hito al alcanzar salir de esta piedra pñara llegar a pisar otra....pero eso sí, sin conocer aún la casa que ocupamos y lo que es peor...sin conocer aún el sentido y la naturaleza del corazón del ser humano, que de momento no ha dejado de ser un misterio y por desgracia la mayoría de las veces .... una piedra más.Creo que la única conquista verdadera , el único descubrimiento válido será el del sentido de la vida .Un saludo lleno de cariño desde un bosque profundo de Asturias!

Carlos dijo...

...me encantó tu post Hipatia, y tengo unas 2 teorías acerca de por qué no se ha celebrado un hito como este.
Primero porque no fue una conquista de la humanidad per se, sino una egoísta consecuencia de la guerra fría, de ver quien llegaba primero y ponía a ondear su bandera.
Y también puede ser que no se lo conmemora tanto ni se lo celebra como la hazaña de Colón porque no hubo tesoros ni botines que recompensaran o justificaran tamaña travesía como en 1492.

Como lo dejas entreveer, el mayor tesoro es abstracto, y lo veremos luego, cuando nos toque emprender viaje de mudanza y sea esa redonda roca la primera estación de combustible ;)

Saludos a la Enterprisse.

Anónimo dijo...

Hemos visto un poquito más, hemos visto la Tierra desde afuera. Y, ni siquiera así, sabemos donde estamos.
Esto no tiene mucho que ver con tu post pero:
Yo pensaba que el hecho de haber visto nuestro planeta desde fuera, nos haría ser más conscientes de que es nuestra casa, que lo cuidaríamos más, que lo sentiríamos como lo que es: nuestra madre.
Pero nada ha cambiado.
El ser humano, como perfectamente describe en su blog una amiga mía a la que quiero mucho, es una patrulla perdida.

Besos

Petrusdom dijo...

Y supo donde se encontraba...

Quizás haran falta que transcurran unos cientos de años para saber si esto es cierto. La certeza y el tiempo es algo relativo.
Recibe mi agradecimiento y saludos cordiales.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Lo haces irrebatible. Añadiría que hasta ese gran logro los anteriores descubrimientos fortuitos fueron por una búsqueda de recursos, una creencia en su fuente inagotable.

Y desde la luna, la tierra, bellísima, es un punto más en la vastedad del universo. Bella pero limitada.

Abrazos.

alberto dijo...

He visto pasar tu estela esta noche por el cielo, en la coraza de tu bonita nave galáctica se reflejaban los rayos solares con fuerza.
Espero que la toma de contacto con la inmensidad del espacio te haya despejado de dudas el corazón, pues no me gusta que viajes por el espacio vagando desconsolada.
Sigue fotografiando de esta manera tan especial tus vivencias desde las estrellas. Encontrándote con la esencia que como tu describes un día muchos admiraron desde sus naves al vislumbrar la tierra a lo lejos, tan azulada, tan grandiosa.. .
Esa tierra que nos hace tan insignificantes físicamente como únicos espiritualmente.

Te envío una abrazo desde mi telescopio lunar.

Cuidate amiga. Muchos besos.

Recursos para tu blog - Ferip - dijo...

Hola !
Seguí la ruta de cada caminante...
Y creo que una llevaría a la siguiente, compleja telaraña de crecimiento y "descubrimientos" de la humanidad.
El del 69...un paso de distancia extrema, y como cantaba el Nano...de lejos...se ve más claro. El proble es...habrá que alejarse taaaaaaaaaaaaannnnto???

Buena vista! Un cariño desde un rinconcito distante y presente. :))))

JUANAN URKIJO dijo...

Me ha gustado mucho leer tu (iba a escribir "post") artículo, Hipatia. Es una muy interesante reflexión, jalonada por ese denominador común que protagoniza el ser humano cada vez que, en sus búsquedas, llegaba a un lugar y no sabía dónde estaba.
Sinceramente, me identifico más con ese hombre que camina y avanza, a veces sin saber muy bien hacia dónde, que con quien permanentemente cree que sabe dónde está.
No me sitúo enfrente de la carrera espacial, paro sigo pensando que el trabajo está sobre todo aquí abajo. Y, esto, por más que me fascine descubrir, por más que me seduzca soñar, por más que, como tú, mire, mire y mire hacia el bello y desconocido cielo.

Un beso, estupenda.

Alyxandria Faderland dijo...

Pobre Captain James Cook, me lo dejo fuera, en pleno siglo XVIII, su viaje fue una sonda de exploracion, llego hasta la Antartida, supo donde estaba, pego media vuelta porque en esa epoca nada podia hacer, fue a la Polinesia a registrar el eclipse como se le ordeno, le impacto tan poco que apenas si lo registro en su bitacora y siguio encantado con el lugar y sabia donde estaba. Un hombre adelantado a su tiempo, experimentador y francamente optimista considerando lo duro de la epoca.
2) Lizzie encantada de tener una 'primita' blanca, son geniales las niñas de este color, no se porque son tan dulces.

Carz dijo...

Bueno, hasta hace poco se decía que el Sistema Solar pertenecía a la Vía Láctea. Ahora al parecer resulta que no.

En el fondo si aumentamos mucho el radio de incertidumbre, sabemos dónde estamos, al igual que si lo cerramos mucho (a escala humana, si bajamos a las partículas elementales, puff, se nos escapa casi todo).

Pero, desde el punto de vista de que no sabemos cómo funciona nuestra consciencia, podría decirse que no sabemos nada con certeza: somo una corriente de ideas y sensaciones en un torbellino que se nos escapa.

Menos mal que podemos, entre toda esta deriva, sentarnos una tarde de otoño al borde del mar, y tomar la mano de alguien a quien en verdad amamos: en ese preciso instante todo está en su sitio. En ese preciso instante sabemos dónde estamos.

Un fuerte abrazo, paisana.

gorrión dijo...

...gracias Hipatia por pasar por el bosque del árbol que habla y dejar tu opinión con un comentario tan bello.Sólo quería indicarte respecto al tratamiento que me das que en realidad yo soy un gorrión...gorrión, es decir , que soy el macho alfa de la bandada de gorriones.En cualquier caso agradecido por tus palabras y tu visita siempre! Un saludo desde Asturias!

Anónimo dijo...

Una casualidad me ha llevado a tu espacio y me he visto inmersa en un mundo de elefantes y naves espaciales. ¡Guau!

Pakous dijo...

Felicidades Hipatia de Alejandría, me ha fascinado tu blog, y la presentación, prometo visitarte a menudo, es fantástico. Un saludo desde Lleida.

JUANAN URKIJO dijo...

Hoy he pasado a verte, antes de salir a disfrutar de este tibio sol de otoño que nos está regalando el fin de semana, y, de paso, a dejarte un beso.

Que disfrutes del día.

modes amestoy dijo...

interesante análisis de los sueños, me encanta.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Hola Hipatía, me gustan mucho tus historias y espero con ilusión tus nuevas aventuras desde la Enterprise.
Saludos :o)
Fan