8 ago 2010

Linterna en mano, hacia el futuro.


Esto del pensar suele sorprender en soledad y transcurrir en los silencios. Una se lleva puesta durante un tiempo y a veces encuentra repeticiones; y hay que aprender a distinguir cuándo esas repeticiones suceden espontáneamente y cuándo las atraemos nosotros mismos, las tomamos como frutos de las nostalgias o de otras cosas que nos acechan. Pienso que sucede de todo.
Es curioso lo que se nos ocurre. Por ejemplo. Los estados de ánimo son como los sabores; pero, en vez de depender de las condiciones del gusto o el olfato en cada momento, ellos lo hacen desde el estado del corazón. Así que cuando vivimos un suceso, dependemos de la satisfacción o la amargura que guardamos en él. Me gusta la idea. Porque, independientemente del punto de bienestar que yo tenga, vivir las mismas cosas -o saborear el mismo helado de chocolate- desde distintas formas de percepción me proporciona una sensación de variedad por dentro, como si al pensamiento le crecieran nuevas ramas con rutas diferentes.
Pero compartir las ideas tiene su punto: es como encontrar una ubicación satisfactoria a un mueble que trota por la casa, aunque sea de modo provisional. Provisional, ¡cómo me gusta esta palabra! Durante muchos años me sentí de paso en cada sitio donde vivía. Lo mismo que ahora; si hay raíces aquí, no las encuentro. Llegado un determinado momento, siempre he querido irme; qué sensación más cálida.
A propósito de compartir. Precisamente, hace unos pocos días hablaba con mi hija mayor de esto de las repeticiones que se producen en la vida, de la inercia, de la costumbre y de los problemas de la experiencia. Porque la experiencia puede ser un arma de doble filo, si no se revisa a diario. Y la niña, que ha estudiado física, cuando le explicaba que me sentía distinta cada día, y que afrontaba las cosas desde ese punto de vista, me dijo: física cuántica, mamá; la variable eres tú. Esto me parece que  dijo. ¡¡¡Yuúupyyy!!! Qué alegría sentí al comprobar una vez más que la física me entiende. Y, entonces, salió a relucir la maravillosa incertidumbre, la evaluación contínua y la revisión de la experiencia, esas pequeñas cosas que tengo presentes en mis oraciones de reflexión diarias.

Un pensamiento optimista:
“No he conseguido enderezar el mundo, vencer a la necedad y a la maldad, devolver a los hombres la dignidad y la justicia, pero por lo menos gané un torneo de ping-pong en Niza en 1932, y cada mañana me sigo tumbando para hacer mis doce abdominales, así que no hay por qué descorazonarse”.


Pensamiento optimista: de Romain Gary; La Promesa del Alba; Mondadori 1997.
Fotografía: de la Nasa

9 comentarios:

erato dijo...

A mi me siguen fascinando tus reflexiones, ese bullir de tus pensamientos que hay en este blog con el que aprendo siempre algo.
Física cuántica! Es apasionante.Conozco personas cercanas que de vez en cuando y con té de por medio,me dan ciertas clases y me dejan perpleja.Tu hija, muy sabia.Tanto como la variable farera.Me gusta tu vuelta.Abrazo provisional y en movimiento, amiga.

Mateo Bellido dijo...

saludos, Hipatia. Un gusto volverte a ver por aquí.
Ah, conque eso de la variable es física cuántica. Yo suspendía la Física y me pasé a letras, al menos el Latín y el Griego, no se movían como lo hace el péndulo ese de Foucault...
Por estos días sí me embeleso con el hielo que deviene líquido en el tinto de verano...jajajja.
Un abrazo de lo más veraniego.

leo dijo...

Me encanta leerte, Hipatia. Por el optimismo, por la física cuántica, por ser variable también, no lo sé, pero es un placer pasar por tu casa.
Un beso.

G dijo...

El ojo humano tiene un poco de teleidoscopio. Tú miras, y el ojo ve lo que le da la gana según la situación.

Ana Tapadas dijo...

Ainda bem bem que a Física o comprova!
Pois sinto-me como tu.
Beijo

La Rata Paleolítica dijo...

Y lo más importante de todo es esa reflexión, el echo de reflexionar. Diaria mejor que mejor.
Besos.

Jesús.

Carlos dijo...

"La experiencia puede ser un arma de doble filo, si no se revisa a diario"

Esta frase en sí, es un manual de vida.
Besos querida Mar.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Volubilidad desquiciante de todo lo humano. Somos la variable lleno de un mundo exterior repleto de leyes por resolver.

Lo mejor, al menos en mi caso, no pensarlo mucho para que no me pegue fuerte la tristeza anacreóntica que decía Cortázar. Todavía, pese a la enfermedad nueva y al incremento de la estupidez de nuestra especie, puedo hacer mis doce abdominales diarias.

Un abrazo.

cuaderno rojo dijo...

Je, je, je... Que bueno esa reflexión prestada de tu física particular y familiar: 'física cuántica'. Quizá la variable seas tú y que cada día la llenes con alguna distinta nivelación, pero la costante también siempre serás tú y toda la serie de 'valores' que te ocupen desde el ayer hasta el mañana... ¡Un saludo (después de tanto tiempo)!