17 sept 2008

Mente en Construcción.

Un modo de preparar el futuro es -quizá- poner algo de orden en lo que nos rodea. Esto es, precisamente, a lo que me dedico estos días, antes de que vuelva a empezar la actividad de invierno. He empezado por organizar los libros y no puedo evitar detenerme cada poco: cada título me abre otros mundos. A este paso, no terminaré nunca.

Desde hace mucho he defendido la idea de ir por la vida con mentalidad de principiante, por lo menos en lo que a mí concierne. Cuando era una adolescente, la palabra principiante era algo así como un insulto, porque señalaba a la inexperiencia o a la ignorancia. Unos años después, ya fuera del dominio familiar y con la vida asegurada, fue todo un descubrimiento. A partir de entonces siempre me he definido como una principiante; así, con divertido orgullo.

Hace un par de días, sin embargo, durante la expedición librera de andar por casa que me propuse, como decía, para "poner orden", hice parada y fonda en un librito de Bruguera que compré en el ochenta y cuatro, cuando vivía en Madrid. Dentro estaba la ficha de compra, sujeta con clip ya roñoso: Librería Nebli, Serrano 80, pesetas 325. ¿Seguirá existiendo?

Es un obra de T.S.Eliot, "Notas para la definición de la cultura". En esa época, el título me daba igual. Evidentemente, lo que me atrajo fue el nombre del autor. No lo leí entonces; ni siquiera lo ojeé. Me limité a colocarlo en la librería, como un tesoro, por supuesto, pero nada más. El caso es que no salía de casa sin echar en el capazo un libro, porque dentro de mi recién estrenada mentalidad de principiante habitaban ya el amor y culto por los libros. Ahora, las doloridas cervicales no me permiten llevar bolso; de modo que el libro lo llevo en la mano. O en el corazón, que también vale.

Bueno, a lo que iba. No me puedo despegar del libro. Tiene sentido, porque como ahora estoy estudiando culturas me ha hecho el tilín que no me hizo en el 84.

El capítulo 3 empieza así:

"Un tema constante en este ensayo es que un pueblo, para que florezca su cultura, no tiene que estar ni demasiado unido ni demasiado dividido. Un exceso de unidad puede deberse a la barbarie y desembocar en la tiranía; un exceso de división puede deberse a la decadencia y desembocar igualmente en la tiranía: ambos excesos obstaculizarán el desarrollo de la cultura."

La introducción del libro empieza con una cita de Lord Acton, (ya he ivestigado un poco sobe él):

"Creo que nuestros estudios deberían carecer de cualquier cosa menos de propósito. Uno tiene que aplicarse a ellos con castidad, como a las matemáticas".

No voy a entrar en si estoy de acuerdo o no lo estoy. Tampoco me quedo únicamente con la sensación de entender el fragmento. Incidiré, sin embargo, en que me satisface que me interese; por lo tanto, a la idea "mentalidad de principiante" he de añadir un nuevo matiz: " en construcción".

Mentalidad de principiante en construcción.(Y ahora que venga un filósofo y me lo explique).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No cae para nada mal poner algo de orden al futuro, si bien algo de improvisación para el mismo suele ser bueno, planear las cosas también lo son. Seguro planeación y un poco de improvisación son buena pareja siempre y cuando no excedan los límites.

Un exceso de poner orden y un exceso de dejar todo a la improvisación posiblemente también podrían llevar a la tiranía.....jajaja

Besos

Fer dijo...

En pleno funcionamiento, con buena "ventilación", tienes la cabeza: Eso es, parece ser.

Y... principiante, dada la dimensión humana del tiempo, es el único adjetivo que nos podemos otorgar.

Enhorabuena por tu buen estado. Disfruta, que es inacabable aprender.

Anónimo dijo...

Entiendo lo de 'ir de principiante' como una manera de estar abierto a otras concepciones, sin encerrarte en continuos esquemas pasados... Mantener la inocencia para dejar que el mundo te sorprenda (grata ó ingratamente, porque sin una no hay otra...)
Un saludo, Hipatía!

JUANAN URKIJO dijo...

Comparto contigo al menos un par de cosas: A mí, el orden me proporciona tranquilidad, cierta armonía interior. Por eso, a veces, cuando estoy revuelto, busco serenarme en los espacios que me rodean, hacerlos míos.
Igualmente me tengo por un alevín, cuando me aproximo al conocimiento de las cosas. Soy un principiante y reivindico para mí esa condición. Aunque la experiencia me hace (somos lo vivido), no dejo de seguir yendo y procuro no estar de vuelta sino de las cosas que me ponen en riesgos innecesarios o que no tienen ningún interés para mí.
Conforta leerte, Hipatia; sentir tu vovación de aprender, tan abierta a todo: a los sentidos, a la ciencia, a la sorpresa, a la vida.

Besos y una flor de mi alféizar.

JUANAN URKIJO dijo...

Te he visto dejar una hermosa huella en el Ojo de Pez de mi amigo... y he corrido raudo a dejarte un beso agradecido.

Cuídate, M.
(De este tempranero frío, de la gripe que nos viene... y de la tele y de la gente retorcida.)